viernes, agosto 05, 2011

Dejarse ayudar ?

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Barbero en alta mar
Un barco sale lleno de marineros y se dirige en una misión que lo tendrá muchos días en alta mar. El capitán advierte, con disgusto, que algunos de los integrantes de la tripulación no se afeitan todos los días. Y como en el barco había un marinero/barbero, lo convoca a su camarote y le da la siguiente instrucción: “Desde mañana, toda persona del barco que no se afeita a sí misma, la afeita usted. A los que prefieran afeitarse solos, no hay problemas. Usted ocúpese de los que no lo hacen. Es una orden”. El barbero se retiró y, a la mañana siguiente, no bien se despertó (aún en su camarote) se dispuso a cumplir la orden del capitán. Pero antes, naturalmente, fue hasta el baño. Cuando se disponía a afeitarse, se dio cuenta de que no podía hacerlo, porque el capitán había sido muy claro: él sólo podía afeitar a los que no se afeitaban a sí mismos. O sea que en tanto que barbero, no podía intervenir en afeitarse. Debía dejarse la barba para no infringir la norma de sólo afeitar a los que no se afeitan a sí mismos. Pero, al mismo tiempo, advirtió que no podía dejarse crecer la barba porque, si no, incumpliría también otra parte de la orden del capitán, que le dijo que no permitiera que ningún integrante del barco no se afeitara. El, entonces, tenía que afeitarse. Desesperado porque ni podía afeitarse (porque el capitán le dijo que sólo se ocupara de los que no se afeitaban a sí mismos) ni podía dejarse la barba (ya que el capitán no lo hubiera tolerado), el barbero decidió tirarse por la borda (o pedirle a alguien que lo afeite a él). .
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Bertrand Russell vivió 97 años: desde 1872 hasta 1970. Nació en Inglaterra como miembro de una familia muy rica y ligada con la realeza británica. Vivió una vida llena de matices, abogó en contra de la guerra, peleó contra la religión (cualquier manifestación de ella), estuvo preso en varias oportunidades, se casó cuatro veces (la última a los 80 años) y tuvo múltiples experiencias sexuales de las que siempre se manifestó orgulloso. Si bien fue uno de los grandes pensadores y matemáticos del siglo XX, ganó un Premio Nobel de Literatura en 1950. Fue profesor en Harvard, en Cambridge y en Berkeley.(1)

En fin: fue un tipo muy especial. Ahora bien, escapa al objetivo de estas líneas contar todos sus logros dentro del terreno de la lógica, que fueron determinantes para la evolución de esa rama de la ciencia. Pero, sin ninguna duda, uno de los capítulos más interesantes tiene que ver con su célebre paradoja de los conjuntos que no se contienen a sí mismos como elementos.
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~ imagen :
imaizumi hidetaka ~
~ texto : vía adrián paenza ~

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