jueves, agosto 06, 2015

y porqué morir ...?













" Es inútil decir que no deberíamos querer la seguridad.
 Hemos de descubrir que no existe la seguridad,
 que buscarla es doloroso y que 
 cuando imaginamos haberla encontrado, 
no nos gusta.
 Lo principal es comprender que no hay ninguna seguridad."









El duelo es la respuesta humana normal a una pérdida… a través de este proceso podemos adaptarnos a una nueva vida en donde no estará presente físicamente nuestro ser querido. Sin embargo, la muerte repentina encierra en su duelo un desafío adicional: su carácter imprevisible nos hace sentir que estamos viviendo en una irrealidad mientras que ni siquiera tuvimos tiempo para decirle adiós o para expresarle nuestro último “te quiero”. Entonces surgen frases tales como “No puede ser, él estaba trabajando”… “¡Es imposible! Yo hablé con ella hace unos minutos”. Por otro lado, la muerte repentina suele involucrar situaciones de gran violencia como, por ejemplo, los accidentes de tránsito, un asesinato o un suicidio lo que puede hacer aún más difícil la capacidad de hacer frente a esta pérdida. Irremediablemente, de un minuto a otro la vida cambia para siempre y no hemos tenido tiempo para prepararnos y asimilar esta futura despedida… Es por eso que en este artículo queremos hablarte sobre este duelo tan especial así como de la importancia de elaborar esta ausencia para así paso a paso reconstruir una nueva relación significativa con tu ser querido fallecido.

¿QUÉ ES LA MUERTE REPENTINA?

La muerte repentina se distingue por su carácter imprevisible.

La muerte repentina o inesperada de un ser querido se produce cuando la persona fallece imprevistamente por un accidente, desastre natural, ataque al corazón, suicidio o asesinato. En estos casos, los sentimientos de angustia, culpa y enojo suelen ser más intensos que los producidos por la muerte de un familiar luego de una prolongada enfermedad pero ¿por qué? En este tipo de pérdida hay un sentido adicional de pesar. No tuviste tiempo de despedirte… no tuviste esos últimos minutos para brindarle un último abrazo ni para decirle algo que estaba pendiente por lo que suele causar reacciones profundas como, por ejemplo, el trastorno de estrés postraumático. En este sentido, las familias y los amigos se ven obligados a enfrentar la pérdida del ser querido de forma instantánea y sin previo aviso generando respuestas intensas como el shock profundo, la culpa por asuntos pendientes, la desesperación, el enojo, la depresión intensa y la desesperanza frente a un mundo que no se muestra seguro. También los síntomas físicos son comunes como, por ejemplo, problemas para dormir, fatiga, cambios en el apetito e incluso afecciones cardíacas. No olvides que el duelo es un proceso cíclico por lo que todos estos síntomas pueden aparecer y desaparecer a lo largo del tiempo.
Por lo tanto, el estrés inesperado al que es sometido el doliente es realmente profundo… Las pérdidas repentinas ponen en jaque nuestro sentido de la vida así como nuestro sistema de creencias y valores. Aquellos planes, preocupaciones y proyectos que parecían ineludiblemente importantes la semana anterior a esta pérdida, ahora surgen como trivialidades en las que ni siquiera malgastamos un minuto de nuestro tiempo. Inevitablemente los supervivientes se ven obligados a reordenar las prioridades de su vida intentando poco a poco encontrarle un nuevo sentido a su presente. De este modo, los factores que afectan a la naturaleza de una muerte inesperada son los siguientes:
  • Evitabilidad. Cuando se trata de una muerte absolutamente evitable como, por ejemplo, un asesinato, los familiares comienzan a entretejer en su mente una multiplicidad de hipótesis que responderían a la pregunta “Qué hubiera sucedido si…”. Sienten una profunda culpa, impotencia y enojo por no haber sido capaz de protegerlo.
  • Causas Naturales Vs. Humanas. Las pérdidas naturales como, por ejemplo, un infarto suelen dirigir la ira contra el ser querido fallecido porque no cuidó su salud, contra el médico por no haberlo detectado a tiempo o bien contra Dios por la injusticia que ha cometido. En el caso de las pérdidas causadas por el hombre, se trata de acciones hostiles de un individuo particular por lo que el enojo suele centrarse en la persona responsable de esta muerte.
  • Inesperabilidad. Si bien la muerte causada por un infarto es inesperable, es posible que los familiares no se sientan absolutamente sorprendidos debido a que, por ejemplo, ya tenía antecedentes cardíacos pero no cuidaba su salud ni tomaba los medicamentos como se lo pedía el médico. En el caso de accidentes o actos violentos en donde no hay ningún tipo de advertencia (ni siquiera la más mínima), el shock del sobreviviente es mucho más profundo.
  • Sufrimiento. ¿Murió luego de una agonía o su muerte fue instantánea? Los dolientes se suelen imaginar cómo han sido los últimos minutos de vida de su ser querido así como los pensamientos que han tenido antes de fallecer. En este caso, los familiares se centran de manera obsesiva en si el fallecido sufrió dolor o si sintió ansiedad antes de morir.
No hay dudas, el doliente sufre un fuerte impacto en la estabilidad de un mundo que creía seguro… ha perdido toda certeza así como toda confianza en un mundo que se ha alterado bruscamente. En estos casos, los familiares deberán reorganizarse en una amplia variedad de ámbitos ya sea definiendo las responsabilidades dentro de la familia, adaptándose al cambio financiero, resolver negocios no finalizados por la persona fallecida (deudas económicas, asuntos legales relacionados con el trabajo, conflictos jurídicos), etc. ya que, junto con la pérdida primaria del ser querido, los familiares pueden experimentar múltiples pérdidas secundarias (de ingresos, de su condición social, del hogar, etc.) produciendo inclusive tensiones dentro del mismo círculo familiar. Además destruye por completo el sentido del orden por lo que es usual experimentar una mayor sensación de vulnerabilidad y ansiedad frente a un mundo que se muestra amenazante para nosotros mismos, nuestra familia y amigos. Nada ni nadie nos asegura que no se produzca otro acto violento que arrebate la vida de un ser amado una vez más… Este proceso de duelo puede resultar especialmente complejo en los siguientes casos:
  • Muerte causada por suicidio. Se trata de una pérdida especialmente compleja marcada por la culpa, el enojo y la vergüenza. “¿Cómo no me di cuenta?” “¿Cómo no pude evitarlo?” “¿Por qué me hizo esto?” o “¿Cómo hablar de ello con otras personas?” son tan sólo algunas de las preguntas frecuentes en este tipo de pérdida estigmatizada socialmente.
  • Muerte causada por un acto violento como, por ejemplo, un asesinato. Por lo tanto, no sólo los familiares se quedarán con la dolorosa sensación de que podría haberse evitado sino que además en estas muertes suele haber un proceso judicial que intermedia teniendo que lidiar con la policía, los investigadores y abogados. Por lo tanto, el duelo puede dificultarse si el asesino de su ser querido no es ser atrapado o queda impune.
  • Muerte sin el cuerpo. Ya sea porque no se ha hallado el cuerpo del familiar o porque no pueden verlo debido a sus condiciones físicas, la familia puede sentirse incapaz de aceptar esta pérdida e inclusive puede seguir esperando su regreso.
Tratar de dar sentido a esta muerte repentina puede ser realmente difícil para los familiares sobrevivientes haciendo que la pregunta surja inevitablemente “¿Por qué me sucedió esto?” “¿Qué hubiera sucedido si…?”, “Sin tan solo pudiera…”. Sin embargo, muchas veces puede ser difícil, si no imposible, encontrar una respuesta… no hay una contestación que repare esta dolorosa ausencia haciendo que este cuestionamiento se vuelva contraproducente para el proceso de curación. En este duelo habrá posiblemente muchas preguntas sin contestar. Sin embargo, hay una sola de todas ellas que el doliente podrá responder “¿Cómo recoger los pedazos y construir una nueva vida significativa?”. En el próximo apartado te ayudamos a afrontar este proceso de duelo.

¿CÓMO AFRONTAR EL DUELO POR UNA MUERTE REPENTINA?

Expresar el dolor de esta pérdida y pedir ayuda serán claves para afrontar este proceso de duelo.

Luego de una muerte tan imprevisible ¿es posible afrontar el camino del duelo para construir un nuevo vínculo con el ser querido fallecido? Por supuesto que sí. La muerte repentina deja tras de sí sobrevivientes aturdidos y vulnerables por lo cual es importante atravesar este camino emocional respetando tus sentimientos y tus tiempos. Recuerda que todos tenemos la oportunidad de seguir mirando hacia adelante sin por ello olvidar a la persona fallecida. A continuación te sugiero algunos útiles consejos para afrontar este proceso de duelo:
  1. CONVERSA. La profundidad de tus sentimientos te puede hacer sentir una sensación de que te estás volviendo “loco”. Sin embargo, sólo expresando estas emociones podrás ir avanzando poco a poco en este camino de duelo. En la oscuridad de la desesperación, es posible que sientas que nadie te comprende o bien no deseas que otros te vean angustiado aislándote poco a poco para ocultar este dolor. Si no te ocupas de la pena, puedes manifestar esta evasión mediante síntomas físicos por lo que procura encontrar amigos o familiares con quienes hablar libremente sobre cómo te sientes. No te aísles ni trates de ocultar este duelo con medicación, drogas y/o alcohol ya que sólo estarás prolongando este proceso. Si un amigo o familiar está atravesando un proceso de duelo te sugiero leer el artículo “¿Cómo acompañar al doliente en cada etapa del duelo?
  2.  AYUDA PRÁCTICA. El proceso de duelo consume gran parte de nuestras energías diarias. Nuestra mente, cuerpo y espíritu están intentando comprender esta muerte que repentinamente ha cambiado nuestra vida. Haz sólo lo necesario y deja otras cosas para más tarde. No tengas vergüenza de pedir ayuda de quienes te rodean para afrontar la rutina cotidiana. Sobre todo durante las primeras semanas, cualquier tarea doméstica por más sencilla que sea se puede convertir en un tedioso desafío por lo que deja que tus amigos y familiares te brinden su ayuda y te alivien de algunas tareas como, por ejemplo, ir a buscar a los niños al colegio, hacer la comida, pagar las cuentas, etc.
  3.  EXPRESA. Si sientes que no encuentras en tus amigos un espacio de contención o bien hay temas que no deseas hablar con ellos en este momento, busca otros recursos que te permitan expresar lo que sientes. Por ejemplo, si te han quedado asuntos pendientes para hablar con tu ser querido puedes escribirle una carta directamente hablándole a él perdonándote y perdonándolo con absoluta sinceridad por los tiempos pasados. También puedes recurrir al arte que es una herramienta terapéutica fantástica para desandar en los sentimientos más íntimos que ha producido esta partida. Puedes pintar, escribir tus pensamientos en un anotador diario, hacer collages o bien explorar tus emociones a través de los mandalas.
  4.  SALUD. Procura cuidar tu salud física y emocional durante el proceso de duelo. Visita a tu médico con regularidad e infórmalo sobre el proceso de duelo que estás atravesando. Como doliente, estás tratando con un evento sumamente angustiante por lo que se trata de un camino con un fuerte estrés físico y emocional. Procura mantener una dieta equilibrada y saludable así como dormir de 7 a 8 horas diarias. Aunque a veces sea difícil, realiza actividad física al aire libre. Sal a caminar o a andar en bicicleta solo o con la compañía de un ser querido. De esta manera, ayudarás a aliviar la tensión física y emocional propia del duelo. Te invitamos a leer nuestro artículo “El cuidado personal durante el duelo
  5. RE- SIGNIFICA. Es primordial brindar un significado a esta pérdida con el fin de seguir adelante. Sin embargo, esto no implica que debas apresurarte en tu duelo ni que olvidarás a tu ser querido fallecido. Se trata de ponerse de acuerdo con tu dolor sabiendo que una parte de ti siempre permanecerá conectado a esa persona. Este camino emocional es un proceso individual que cada persona lo vivenciará de manera distinta sin que los tiempos sean determinados por tus familiares por lo que tómate tiempo para reflexionar sobre el nuevo mundo que deberás enfrentar así como los nuevos caminos que tomarás. Por ejemplo, es usual que muchos dolientes se dediquen a actividades solidarias, participen en ONGs o ayuden en la recaudación de fondos para promover información vinculada a la causa que ha originado la muerte de su ser querido. Te sugiero leer nuestro artículo “¿Cómo elaborar positivamente la pérdida?
  6.  APOYO PROFESIONAL. Cuando sientes que no puedes afrontar este duelo solo, abusas del alcohol y/o drogas y lo único que haces es pensar en la persona fallecida, no dudes en buscar el apoyo profesional necesario. Puedes acudir a grupos de apoyo gratuitos ofrecidos por entidades de salud, religiosas o civiles en donde podrás encontrar un espacio para expresar libremente tus emociones junto a otras personas que atravesaron una pérdida similar a la tuya. También puedes acudir a un psicólogo especialista en duelo para adquirir herramientas de afrontamiento saludables que te permitan asumir los desafíos diarios que han surgido desde esta muerte repentina. Para conocer más sobre cuándo requieres ayuda profesional te sugiero leer “¿Cuándo se requiere un acompañamiento psicológico?
La muerte de un ser querido es una experiencia dolorosa que se vuelve especialmente traumática para los familiares y amigos que fueron afectados por una muerte repentina. Esta pérdida suele parecernos prematura, injusta y equivocada que puede entretejer en nuestra mente algunos pensamientos y sentimientos obsesivos. Tómate tiempo para vivir este duelo en plenitud… comprender y expresar estos sentimientos son el primer paso para construir un nuevo vínculo significativo con el ser querido fallecido basado en el amor y los bellos recuerdos compartidos.





 - texto y voz video "Aceptar la muerte" por Alan Watts



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