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Un día, una pequeña abertura apareció en un capullo; un hombre se sentó y observó por varias horas cómo la mariposa se esforzaba para que su cuerpo pasase a través de aquel pequeño agujero. Entonces, pareció que ella ya no lograba ningún progreso. Parecía que ella había ido lo más lejos que podía en su intento y no podía avanzar más.
Entonces el hombre decidió ayudar a la mariposa: tomó una tijera y cortó el resto del capullo. La mariposa entonces, salió fácilmente. Pero su cuerpo estaba atrofiado, era pequeño y tenía las alas aplastadas. El hombre continuó observándola porque él esperaba que, en cualquier momento, las alas de ella se abrieran y se agitaran para ser capaces de soportar el cuerpo, el que a su vez, iría tomando forma.
¡ nada ocurrió! en realidad, la mariposa pasó el resto de su vida arrastrándose con un cuerpo deforme y alas atrofiadas. Ella nunca fue capaz de volar. Lo que el hombre, en su gentileza y voluntad de ayudar no comprendía, era que el capullo apretado y el esfuerzo necesario para que la mariposa pasara a través de la pequeña abertura, era el modo por el cual el fluido del cuerpo de la mariposa llegaría a las alas, de tal forma que ella estaría pronta para volar una vez que estuviera libre del capullo.
~ imagen: saffet tuncel~
~ texto . vía cristina perrucci ~
~ video .yael naim ~
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