Cuando a pesar de toda la negatividad y capacidad de destrucción, elegimos inclinarnos hacia la bondad fundamental que es la vida misma, descubrimos bendiciones inconmensurables.
Esta reverencia ante la Vida es la base para constatar que la lluvia de bendiciones es continua, ¡siempre! Y la alegría, el amor y la paz se convierten en nuestro hogar.
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