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"...Somos gente transformándose..."
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Tú tienes miedo.
No importa que tan
civilizado te creas: Sentir miedo es parte de ser humano.
Esta emoción marca un
tatuaje en tu destino al hacerse presente en el mismo instante en que naces.
Pero no temas. Lejos de
ser una condena, el miedo es una motivación incomprendida. Se instaura en tu
consciencia como un mecanismo de protección, incuba creativas formas de lidiar
con lo desconocido, es un aliado de la evolución si lo usas en vez de dejar que
te posea.
El miedo no sólo es una
herramienta de transformación, también evoluciona contigo. Como ser humano
diferente, educado, espiritualmente letrado e introspectivamente dotado, tú ya
no temes lo mismo que las mayorías temen.
Has recorrido cruzadas a
los dominios de lo interno, las cicatrices de tu ego han dado luz a un nuevo
ser, y el precio que tienes que pagar es confrontar nuevos miedos. Los miedos
del ser humano 2.0:
1.
Ya no tienes miedo a no ser “exitoso” ahora temes no
descubrir tu propio significado de éxito:
La gente tiende a escalar jerarquías por temor a no sentirse parte de algo. Ser
exitoso por miedo a no pertenecer pudo haber sido una moda útil en tu infancia
mental, pero insostenible ahora que has expandido tus fronteras. Ya no temes no
ser “exitoso”, pero tu relación de amor y odio con el éxito convencional te ha
replegado al exilio de tus mejores talentos. El siguiente reto es tejer tu
propia visión de significado en vez de adoptar una ya hecha.
2. Ya no tienes miedo
a ser “inmoral” ahora le temes a las cicatrices de la transgresión: Decimos “inmoral” no en un sentido literal, nos
referimos a que ahora tienes una visión más flexible y realista de libertad y
justicia. Gente como tú mira la moral como un instrumento de dominación
cultural o como un predicado temporal que funciona sólo en base al contexto. Por ello, piensas que quienes se
apegan ciegamente a los estatutos morales tradicionales son “mentes perezosas”. La transgresión pues, te hace sentir placer
y superioridad, pero temes sufrir las consecuencias de innovar, pisar los
límites de lo permitido y ser castigado con algún tipo de “cicuta moderna”.
3.
Ya no tienes miedo a no ser querido ahora temes no
encontrar a otros como tú: Sea que eres un freak cuya infancia de fuertes heridas
transformó tus ansias de pertenecer, o bien que tu talento excéntrico y
exhibicionista te haga alguien magnético socialmente, el miedo a no ser querido
es algo que has superado. Sin embargo tu extravagancia intelectual te ha hecho
alguien separado del rebaño, y de repente te encuentras vulnerablemente aislado
y con temor a tener una vida esteparia, rodeado de gente que no te entiende.
4.
Ya no tienes miedo a “dios” ahora temes no
encontrar al verdadero Dios: Las representaciones simbólicas del dios de tu
infancia ya no funcionan en tu mente. Sabes que Dios no es una entidad separada
de ti que te castiga por ser un pecador descarado. A pesar de eso, nunca fuiste
al funeral por la muerte de la deidad humanoide de la iglesia. Un círculo sin
cerrar quedó en tu consciencia espiritual. Resentido, desamparado y con una
idea incompleta de lo que puede ser Dios, temes a que nunca haya un sustituto
a
decuado para las caricaturas religiosas de tu niñez.
5.
Ya no tienes miedo a la muerte, tienes miedo a una vida
inerte: La muerte es un extraño
misterio que te despierta curiosidad, no temor. Señal infalible de que sabes
que el infierno no existe en otro lugar más que en tu mente. Intuyes que hay
algo infinito en tu esencia, por ello no le temes a morir. Más bien le temes a
tener una vida inerte, sumergida en vaivenes de crisis existenciales producidas
por tu inadaptación a los valores convencionales de la vida contemporánea.
Trascender los miedos de
la convención ha hecho tu identidad más liviana y ágil. Sin embargo, lejos de
vivir en un paraíso terrenal te sientes en una extraña tierra de raras texturas.
Tu consciencia
vanguardista tiene un precio: Otros miedos alienígenas han despertado en tu
existencia…
Como pionero de la
cultura, el miedo 2.0 se convierte en un extraño privilegio, pero también en un
mordaz reto.
Al igual que cualquier
temor, los miedos 2.0 se afrontan de dos maneras particulares: Primero,
reconociéndolos y segundo uniéndose con otros que tienen el coraje de mirarlos
a los ojos.